TCA

La gente profana cree que los trastornos alimentarios son la última moda adolescente. Es una barbaridad como la de quienes digan que el sida nació el siglo pasado con el florecimiento de homosexuales. No son una tendencia moderna, ni pertenece a las chicas quinceañeras, ni mucho menos son enfermedades de ahora. Aunque esta enfermedad se ha convertido en una epidemia en los últimos 50 años, ya se tiene noticia de ella incluso en la antigüedad; por ejemplo, en el Imperio romano se producía en los niveles sociales más elevados, y consistía en la ingesta abundante y de forma compulsiva de comida durante los banquetes y el posterior vómito de ésta, de una forma reiterada.

Aunque proliferan multitud de instituciones sanitarias y asociaciones para tratar a estos enfermos, por increíble que parezca la forma de encauzar estos problemas en la actualidad presenta un vacío en cuanto a analizar las CAUSAS que los originan y no solamente tratar las CONSECUENCIAS que originan, esto es, sus síntomas físicos

Así pues, los enfermos crónicos que precisan de hospitalización para reducir la sobreingesta mediante un plan de comidas hipocalórico (caso de bulímicos con sobrepeso, comedores compulsivos, etc.) o para alimentarles por sonda o a través de una dieta específica hipercalórica (anorexia nerviosa restrictiva, bulimia purgativa, etc.), no tienen otra opción que el ingreso en la Unidad de Psiquiatría de un hospital, ya que en la mayoría de hospitales se engloban en una única área a todos los enfermos mentales. Puesto que estos trastornos de la conducta alimentaria (TCA) deberían diferenciarse y tratarse de forma específica, aún cuando no se requiera llegar a esos extremos, al igual que existe un sector hospitalario de desintoxicación para drogadictos, debiera existir uno con el fin de cambiar los pensamientos distorsionados, reforzar la autoestima, impedir o frenar las autolesiones y, en definitiva, saber enfrentar racionalmente las emociones y relativizarlas, sin la necesidad de utilizar la comida en exceso o en defecto.

En los últimos años los TCA se han asentado en las sociedades desarrolladas, de forma que actualmente proliferan multitud de instituciones sanitarias, asociaciones, clínicas, etc. que tratan estos problemas.
Los grupos de autoayuda que existen en Bizkaia son ACABE, CCA y ADANER, siendo ésta última de ámbito nacional aunque no tiene sede en el País Vasco y sólo dispone de un teléfono de contacto.
Estas asociaciones tienen en líneas generales una duración de una vez por semana y, consecuentemente, muchos enfermos se desalientan por un progreso lento y acaban abandonando sin compromiso alguno.

Actualmente existen multitud de variantes de los TCA, siendo los más comunes:

- Anorexia Nerviosa: (AN) de tipo “restrictivo” o “compulsivo/purgativo”.
- Bulimia Nerviosa: (BN) de tipo “purgativo” o “no purgativo”.
- Trastorno Alimentario No Especificado: (TANE), el “trastorno por atracones”, “trastorno nocturno”, “bulimarexia”, “ortorexia”, etc.

• La asociación ACABE atiende exclusivamente la anorexia y bulimia nerviosa, de forma que quedan excluidos los demás trastornos de la conducta alimentaria Cuenta con psicólogos, que a su vez llevan la administración, y un monitor de actividades varias. Ofrece grupo para afectados y para familiares moderados por un psicólogo, acudiendo el año 2006 sesenta y siete personas, aunque no han permanecido ni la tercera parte, quedando incluso reducidos algunos grupos a 2 personas. La frecuencia para los enfermos es una vez por semana, aunque se da la posibilidad de elegir entre 3 días diferentes, y para los familiares es cada quince días. Su virtud radica en que sólo cuesta 36 euros al año, pero su eficacia es muy lenta puesto que cada año repiten más de la mitad de los pacientes.

• La asociación de Comedores Compulsivos Anónimos (CCA), como su nombre indica, sólo trata esta patología por medio de grupos de autoayuda de los afectados, sin ningún profesional involucrado y a través de un programa de “doce pasos” y “doce tradiciones” que tiene su origen en los grupos de Alcohólicos Anónimos. La asistencia también es una vez por semana y cada persona se responsabiliza de una actividad para mantener la Asociación en su localidad (tesorería, literatura, acogida de recién llegados, etc.) y se sustenta gracias a las aportaciones de cada uno en cada reunión (mínimo 2 euros/persona/día). Como inciso reseñar que basan su curación en la creencia de un “Poder Superior”, incluso para los ateos o agnósticos, puesto que A.A. fue creado por un cura, de forma que se tienen que abstener los no creyentes o bien auto-engañarse.

Por tanto se deberían crear nuevos centros donde:

• Ofrecer un servicio más amplio que abarca a un mayor sector de la población, cubriendo las carencias que existen en Bizkaia en cuanto a que sólo se tratan los TCA más comunes (caso de Acabe) o una sicopatología muy específica (caso de CCA), pero no existe un centro donde puedan recuperarse tanto de los habituales TCA como de los diagnósticos más recientes.
• No cerrasen en agosto (como lo hacen todas las instituciones) puesto que la enfermedad tampoco descansa en verano.
• Además el tratamiento grupal debiera ser de frecuencia diaria para que se puedan corregir los hábitos y focalizar los problemas que vayan surgiendo, así como garantizar la recuperación posterior con un seguimiento en casa o en el centro periódicamente, sin que suponga un elevado coste para las familias.
Así mismo, existen más centros de rehabilitación física que psíquica para estos temas, que aunque si bien es cierto que son imprescindibles en el caso de que peligre la subsistencia, no es menos necesaria la terapia mental, procurando reducir al máximo los casos de suicidios, sobre todo en bulímico/as.

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