...Con el paragüas abierto y los bolsillos rotos

Aunque quiera no puedo desprenderme de la gente. Aún me acuerdo de mi primer novio. Aún veo los ojos y las manos de aquellos a quienes amé. Aún siento la soledad como un estropajo que me desgarra la piel hasta dejarla en carne viva. Aún huelo las sábanas buscando otro sudor. Mis lágrimas siempre se deslizan entre pinceles y vacío, entre la radio sorda y noches despierta. Abro las manos y extiendo los dedos intentando tocar el cuerpo de otro. Pero esos cuerpos tienen prisa, tienen preocupaciones absurdas, tienen dinero que ganar. Y subo la persiana y me pregunto dónde está la fuerza del sol en invierno, donde está esa llamada que nunca suena. Y recorro las calles con el paragüas abierto y los bolsillos rotos. Me da igual torcer la esquina y desaparecer. A veces no soy capaz de levantarme. No puedo cuidar de una planta ni de un perro. No puedo cuidar de tí ni tampoco de mí. Sólo puedo seguir caminando hacia ninguna parte. Mientras no sepa a dónde voy puedo entretenerme con desconocidos, puedo entrar en un bar y no salir hasta el amanecer, puedo tocar un timbre y vivir la vida de otro. No me gusta pasar al lado de contenedores llenos, que huelen a podrido y que afean las calles, y te hacen pensar en lo que no quieres. Acelero el paso y miro al cielo, buscando algo bonito en lo que entretener mi vista. Y cuando levantas los ojos es más fácil contener el llanto. Y cuando tragas saliva con el estómago vacío el agujero quema menos. Ya no quiero entender el porqué de las cosas. Ya no quiero saber la verdad. Hace tiempo que no me compro ropa nueva. Hace tiempo que me tengo miedo. Pero aunque no quiera, sigo viendo montañas, sigo soñando con voces y viendo cosas, de colores verde y azul, que se apagan al encender la luz. Me gusta volver a sentir, aunque sea dolor. Me gusta saber la verdad, aunque sea mentira. Quiero que alguien me busque. Y que me encuentre. Quiero que unos brazos invisibles me empujen hacia adelante. Quiero que alguien se haga la mochila conmigo para huir dentro de nuestros corazones. Corazones que se latigan, que se estremecen viscosos, muy rojos, muy sangrientos. De la sociedad me sirven muy pocas cosas. No me sirven los ministerios, ni las torres de oficinas, ni las casas de otros. No me sirven los jardines privados ni los muros ni el final de las cosas. Quiero dejar de intentar habitar un lugar en donde no nací. Quiero habitar lugares hasta sentirlos hogar. Quiero prender una chimenea y cerrar los ojos. Abrazar otro pecho que duerma mi insomnio [...]

2 comentarios:

  1. hace mucho tiempo,ya casi no lo recuerdo,no tuve el coraje ni la constancia para hacer lo que quería...un día abrí los ojos y nada me pertenecía.Desde entonces los veranos y los inviernos se suceden implacables,no me mal entiendas,soy responsable de mis actos y no me lamento por ellos pero las personas como tu dais un Plus a la vida.Besarkada handi bat.

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    1. Eskerrik asko... Yo, hace mucho tiempo, dejé de vivir la vida real para vivir la de mis sueños... Cerré tanto los ojos, apreté tanto los puños, obstinada, tanto que aún no he despertado. A veces, muchas veces, me pregunto qué pinto yo con un lienzo en blanco debajo del brazo, camino hacia ninguna parte, envidiando la vida normal y añorando pertenecer a la la sociedad. Todo tiene un precio, pero sí es cierto que mis tasas me compensan cuando alguien como tú me dice cosas como ésta [...]

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